Antes de limpiar tus gafas, lava bien tus manos con agua y jabón para no trasferir los gérmenes que puedas tener. La limpieza de los lentes se hace a diario. Necesitarás un paño de microfibra que no los raya ni los mancha, es el que te dimos en la tienda cuando las compraste (el paño se puede lavar una vez por semana).
Empieza frotando la lente con suavidad con el paño de microfibra, para retirar la suciedad más gruesa.
Los paños secos no son ideales, sobre todo cuando hay que limpiar residuos de grasa o cremas de las manos.
Lava los lentes con agua tibia para eliminar todas las partículas que puedan rayar y dañar el cristal.
Utilizar un detergente de cuarto de baño o de lavabo, nunca de cocina y mucho menos un desengrasante: coloca una gota en los dos lados, frota con cuidado la superficie y enjuaga.
Seca con papel higiénico, pañuelos de papel, nunca con papel de cocina (es abrasivo) o con una toalla que no deje pelusilla, seca bien los cristales y listo.
El marco de las gafas se puede limpiar a la vez que limpiamos los lentes sin ninguna otra precaución y con el mismo proceso.
Para lavar el “escudo de aire interior” utiliza una vez a la semana el mismo procedimiento y dejar secar toda la noche. Ten especial precaución de no despegar la parte plástica dura de la esponjosa (el fabricante recomienda cambiarlo entre los seis meses y el año, depende de su uso)
Nunca utilizar limpiacristales doméstico, ni disolventes, acetonas y alcoholes, pueden dañar la montura (marco) y degradar el escudo de aire, en las gafas de ojo seco.
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